¿POR QUÉ MORIMOS?

Una vez que nos damos cuenta de que la muerte no es parte del Plan original, podemos disfrutar la vida plenamente
Dado que nuestro propósito es el compartir aquellos valores que fomentan la felicidad genuina y duradera, alguien diría  que sería apropiado hablar de lo que muchos ven como el mayor ladrón de la felicidad, la muerte.

Si, la muerte y la felicidad se excluyen mutuamente, una trae devastación, calamidad y dolor, mientras que la otra vitalidad, aventura y regocijo. Sin embargo, ya que la muerte es la cesación, el fin de la vida, resulta lógico que para entender cuando la vida termina, entendamos cuando ésta comienza.

Por eso vamos a abordar el tema de la vida antes del de la muerte. 

vida y muerte
Confiar o desconfiar de Dios

Y es justo el comienzo de la vida el tema que divide a multitudes. Por un lado están los que ponen toda su confianza en el proceso (1) que conocemos como ciencia y que si bien nos brinda muchas cosas, lo que menos nos ofrece es certeza. En el otro lado están quienes confían en la evidencia incuestionable que el Creador del universo pone a nuestra disposición por medio tanto de la Biblia como de la naturaleza (2).

Por nuestra parte vamos a centrarnos en el registro bíblico, el cual por originarse en Aquel que ya de por si, no puede mentir (Números 23:19, Tito 1:2, Hebreos 11:11) merece toda nuestra certidumbre.

El primer capítulo de Génesis describe de manera general como en un lapso de seis días, Dios crea ecosistemas capaces de sostener diversas formas de vida, y los trae a la existencia por medio de instrucciones verbales (Gen. 1:2-25).

Se nos informa que la primera pareja, tanto el hombre como la mujer, además de haber sido creados a semejanza con su Hacedor, recibieron el privilegio de gobernar el planeta (Gen. 1:26-27).

También se detalla como Dios les bendice e instruye a multiplicarse de manera que pudieran asumir plena responsabilidad y control del planeta (v.28).

Dios creando el universo
Creación de Adán

El capítulo 2, agrega detalles adicionales, más específicos y muy interesantes respecto a la creación del primer ser humano, Adán (3) .

A diferencia de cuando Dios creó los animales, en dónde únicamente pronunció su existencia (Gen. 1:24), al crear al hombre, la Biblia dice que Dios le formó del polvo de la tierra (4) y fué entonces hasta que Él sopló su aliento de vida en la nariz de este hombre de arcilla, que Adán llegó a convertirse en un ser o alma viviente (Gen. 2:7).

Es importante destacar que antes de que el Creador infundiera su aliento o espíritu de vida (5), el cuerpo recién creado era solo eso, un cuerpo sin vida. Una vez que el Señor sopla en la nariz de esa figura de barro comienza a vivir. Dicho de otra manera, es gracias al soplo, aliento o espíritu de vida que Dios nos presta, que llegamos a constituirnos en seres o almas vivientes (6).

Si hay un tema básico en los 66 libros que forman lo que se conoce como el Antiguo como el Nuevo Testamentos es que Dios es el Creador y que todo cuanto tiene vida, la tiene por Él. En otras palabras, Dios es la única fuente de la vida (Deut. 32:39, Job 33:4, Sal. 36:9, Neh. 9:6, Juan 1:3-4, Hechos 17:25, 1 Tim. 6:13 y muchos otros versículos).

Al seguir leyendo el relato nos damos cuenta que Dios hizo todos los arreglos para que el ser humano disfrutase su existencia.

También encontramos que leemos que Dios instruyó a Adán que podía comer libremente de todos los árboles del jardín, excepto de uno en particular, ya que de hacerlo moriría (Gen. 2:16). Esta es la primera vez que se menciona la muerte, la cual como veremos no formaba parte del plan original.

Jardín del Edén
Adan_y_Eva

Además se nos dice que cuando Dios colocó a Adán en el jardín del Edén (7), también le asignó un propósito, que lo cultivase y atendiese (Gen. 2:15).

Luego se describe la manera en la que el Señor permite que Adán se de cuenta que a diferencia de los animales, él no tenía una pareja adecuada, alguien como él.

Entonces el Creador hizo que el hombre se durmiera profundamente, y con una de sus costillas, hizo a la mujer (Gen. 2:18-24).

Es en el capítulo 3 de Génesis que encontramos como la serpiente aborda a la mujer y por medio de mentiras, logra que ésta desconfie de Dios y, junto con su esposo, termine consumiendo del fruto que Dios les había indicado les causaría la muerte (Gen. 3:1-6).

Afortunadamente, el Creador no los abandonó y les informó de un plan de rescate. Aquí puedes encontrar más información al respecto.

Lamentablemente, el daño ya estaba hecho. Al dudar de Dios, se desconectaron de la Fuente de la vida, y vinieron a ser mortales

Miles de años después, el apóstol Pablo describe que esa fué la entrada de la muerte (Rom. 5:12, 1 Co. 5:21). Gracias a Dios el plan de rescate ha sido un éxito, y en muy poco tiempo todos los que confían en Él, serán restaurados al plan original.

La caída de la humanidad
La resurrección de Cristo
Cuando Adán y Eva se escondieron de Dios, Él los vino a buscar y les informó un día un descendiente de la mujer, un ser humano come ellos, aplastaría la cabeza de la serpiente (Gen. 3:15).

Tras milenios de espera, el esperado Salvador de la humanidad vino a cumplir su promesa. Su venida nos ofrece la máxima prueba de que realmente podemos confiar en Dios.

No solo dijo ser el Camino, la Verdad y la Vida (Juan 14:6) , sino que con su resurrección nos dió clara evidencia.

Si aceptamos la oferta que Dios nos hace, nosotros también seremos resucitados cuando el regrese (1 Cor. 15:52, 1 Thes. 4:16 y muchos otras citas bíblicas).

Nos damos cuenta que las ecuaciones de la vida y la de la muerte contienen los mismos elementos, pero son inversas.

En la primera, el polvo de la tierra junto con el espíritu o aliento de vida constituyen un ser o alma viviente (Gen. 2:7)

En la segunda, el aliento o espíritu de vida vuelve a Dios (Ecc. 12:7), y el cuerpo sin vida, eventualmente regresará a ser polvo.

Cabe señalar que la palabra “alma” en español proviene del latín “anima”, la cual se refiere a tener vida, estar vivo (7). Un ser, ente o alma viviente es la integración del cuerpo físico con el espíritu, soplo o aliento de vida.

la-caida
La resurrección de Cristo

Como vimos anteriormente, la muerte es el resultado de nuestra desconexión de Dios, la fuente de la vida.

Al leer la Biblia, descubrimos:
• La identidad de la serpiente que llevó a nuestros primeros padres a apartarse de Dios, y como continúa engañando a muchos.
• La diferencia entre muerte física y muerte eterna, así como el plan de Dios rescatar a la humanidad de la segunda.
• La amplia provisión que nuestro Creador ha hecho para restablecer Su relación con nosotros de manera que no seamos presa de los engaños que solo conducen a nuestra destrucción eterna.

Siéntete libre de explorar los muchos recursos de este sitio y descubre la verdadera solución al problema de la muerte.

(1) No existe tal cosa como certeza en la ciencia. Además, la ciencia es un proceso, no un resultado, y ya sea que el resultado sea positivo o negativo, no significa que el proceso ha sido exitoso o fracasado. Lo que quiere decir es que el resultado puede ser algo inesperado. (traducido del sitio de noticias sobre química e ingeniería de la asociación química americana [ https://cen.acs.org/articles/95/i15/Science-process.html , consultado en 20/10/2022])
2 Si deseas conocer más acerca de la vasta e inequívoca evidencia que respalda al Dios de la Biblia como el Creador de todo cuanto existe (ya sea que sepamos que existe o no), revisa los recursos sobre creación, profecía, historia, arqueología disponibles en SeFeliz.info/descubre

(3) Adam, persona, hombre, ser humano en hebreo.
(4) Adamah, polvo de la tierra en hebreo.
(5) Nishmat chayim, aliento, espíritu o soplo de vida en hebreo
(6) Nefesh chayyah. Alma o ser viviente en hebreo
(7) En español, la palabra alma proviene del latín animus, de donde obtenemos palabras como animación, animado, examinar. En otras palabras, tener vida. Por su relación con la palabra griega anemos (viento), también expresa el contar con el aliento de vida.